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A un año de la gloriosa huelga en Cerrejón

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Riohacha, 31 de agosto de 2021

Un día como hoy, hace un año exacto, iniciamos una exitosa huelga en Cerrejón. Fue el único camino de dignidad que les quedó a los trabajadores, luego que la compañía de manera obstinada y sin justificación alguna pretendía menoscabar los beneficios convencionales, esto es, congelando, reduciendo y eliminando ítems claves del cuerpo de la CCT.

Antes de ello, se transitó por una negociación que terminó al final de marzo de 2020, comenzando la declaratoria de la emergencia sanitaria derivada de la pandemia del Covid-19. En aquel momento, Sintracarbón tuvo la gallardía de retirar el pliego de peticiones y terminar con el proceso de negociación a escasas horas de iniciar la huelga. Esa postura nuestra no fue honrada por la multinacional y, por el contrario, denunció previa y agresivamente la CCT, pretendiendo destruir sus pilares básicos.

Esa actitud agresiva de la compañía fue contrarrestada por la organización sindical y sus bases, cuando el 99.03% de los votantes lo hicimos a favor de la huelga. Ese cese de actividades legal, que inició pasadas las 3:00 de la tarde, se desarrolló durante 91 días y solo se levantó cuando la multinacional declinó su perverso interés de destruir los beneficios centrales de una CCT que se ha construido en casi 40 años de lucha, diálogo y relacionamiento.

Hay que admitir, que el éxito de la huelga no se puede medir en términos meramente económicos, pues mejores CCT, en esos términos, se han suscrito en el pasado. Esta vez fue necesario sacrificar vigencia, pero la compañía con todo y su arrogancia no logró su propósito de menoscabar una sola letra de nuestra CCT. Y, sobre todo, no pudo enervar la acción sindical y la fortaleza de negociación de Sintracarbón y sus bases.

No hay buenos tiempos en el ambiente laboral de Cerrejón. Progresivamente, desde principios de este año, ha venido imponiendo el esclavizante turno de la muerte a pesar de la oposición de los trabajadores y su organización sindical. Aún la multinacional (ahora propiedad 100% de Glencore), no logra convencer a nadie, ni siquiera a ellos mismos, que reducir los puestos de trabajo (como lo hizo el fatídico 23 de febrero), reventando la salud de los trabajadores y atentando contra el tejido familiar, se logre la supervivencia de la compañía. El tiempo nos ha dado la razón: los vaivenes de los precios del carbón son coyunturales y la situación financiera de Cerrejón solo la mejora vender más y a mejor precio, y no la pequeñez que le significó haber dejado sin sustento a 226 familias.

Si todo sigue como va hasta hoy, con precios de hasta US$150 la tonelada de carbón, Cerrejón recibiría ingresos por más de US$3.000 millones, con el dólar promedio a $3800. Es decir, a Cerrejón le ingresarían a sus bolsillos en 2021 la astronómica suma de más de 11 billones de pesos, mientras que con la maldad del despido de 226 trabajadores y con el esclavizador turno de la muerte podría estarse ahorrando unos $40 mil millones. En otras palabras, la parafernalia y la obstinación de implementar el turno de la muerte, más el futuro destruido de 226 familias, con todo y lo que ello significa en términos de tragedia humana, le significa a Cerrejón un ahorro de solo el 0.36% frente a los ingresos.

El futuro es halagüeño, para Glencore-Cerrejón. Pero con incertidumbre para los trabajadores. Ello va a demandar mayor cohesión, entre dirigencia y las bases en la defensa de sus derechos. Los golpes que hemos recibido han sido duros, pero eso solo lo recompone el activismo sindical, la orientación a la base en el puesto de trabajo y la disposición de lucha. La unidad, la organización y la lucha, son las únicas herramientas con que cuenta el obrero.

JUNTA DIRECTIVA NACIONAL

Igor Díaz López
Presidente

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